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MITOS en ALTAS CAPACIDADES


En un post anterior ya hablamos de lo que eran las Altas Capacidades y cuáles eran los tres tipos de Altas Capacidades. En este post, vamos a centrarnos en lo que NO debemos pensar que son las Altas Capacidades y los errores en los que solemos caer padres y docentes cuando descubrimos que tenemos un niño/a o alumno/a con altas capacidades.

  • Todos los niños tienen alta capacidad en algún ámbito.

No tenemos que confundir los puntos fuertes que cualquier persona puede tener con el hecho de las altas capacidades. Las altas capacidades consisten en habilidades excepcionales que no necesariamente tienen que estar relacionadas con el rendimiento académico. En los niños, estas habilidades se diferencian cuantitativa y cualitativamente respecto a sus compañeros de la misma edad y necesitan un entorno adaptado para su desarrollo.

Mientras que todo el mundo tiene puntos fuertes dentro de su abanico de aptitudes, las personas con AC poseen habilidades excepcionales, no necesariamente relacionadas con su rendimiento académico. En el eterno debate sobre si es más decisivo el peso de la biología o del entorno (nature-nurture), la opinión científica acepta totalmente que es necesario partir de una potencialidad, pero que sólo se acabará consolidando y lo acabaremos evidenciando si encuentra un entorno favorable a su desarrollo.

  • El estereotipo de las altas capacidades.

Cuando la gente piensa en un chico/a con altas capacidades, muchos se imaginan un niño con gafas, estudioso, poco hábil en las relaciones sociales y un poco “patoso”.

Al contrario de eso, en la práctica clínica nos encontramos con tremendas dificultades para identificar correctamente un/a chico/a con altas capacidades puesto que no existe un factor universal que nos ayude a identificarlos. La literatura científica ilustra que existe una alta heterogeneidad en el perfil de altas capacidades y que, de hecho, suelen presentar un mayor desarrollo a nivel social y motriz. No obstante, no siempre mostrarán su potencial, ya sea por falta de voluntad, motivación, oportunidad o por enmascaramiento debido a rasgos de personalidad.

  • Este chico/a es un lince, no necesita ayuda.

Esto es un error ampliamente extendido. No es raro acomodarse cuando se recibe un chico/a con este diagnóstico ya que, indirectamente, se tiende a pensar que ellos solos podrán con todo. Al contrario, los alumnos/as con altas capacidades pueden requerir igual o más ayuda que sus compañeros.

No hay que olvidar que, por el hecho de tener un ritmo o una forma de aprender diferente a la mayoría, este niño o niña pueden quedar desatendidos. Igualmente, no es infrecuente que en algunos casos aún no se hayan asumido algunos aprendizajes, sean académicos (hábitos de estudio, planificación, etc.) o personales (tolerancia a la frustración, gestión de expectativas, etc.), que, gracias a una atención adecuada, algunos de sus compañeros si han tenido la oportunidad de desarrollar.

Se trata de tener presente que los niños/as con estas características necesitan tener la oportunidad de desarrollar estas capacidades y de suplir también sus necesidades en el ámbito educativo.

  • Tener un niño/a con altas capacidades hará que los otros alcancen su nivel.

La investigación científica ha determinado que cuando los niños con altas capacidades reciben una educación apropiada, la distancia en los ritmos de aprendizaje que los separa de los alumnos de su misma edad se mantiene e incluso se amplía con el tiempo, ya que las trayectorias de desarrollo son esencialmente distintas. Por tanto, esperar que un alumno/a con esta condición “ajuste” a otros chicos/as de su edad no es solo inapropiado, si no que contraproducente, puesto que en esta afirmación se entiende implícitamente que no necesitan de un entorno sustancialmente distinto ni adaptado a sus necesidades.

  • Adaptar la educación de un niño/a con altas capacidades es discriminatorio.

Tradicionalmente se ha tendido a percibir el soporte a estos niños/as como elitista i exclusivo, incluso tal vez discriminatorio con las otras condiciones. Frases como “si mi chico recibiera la misma estimulación también sería altas capacidades” y derivadas, son fáciles de escuchar en estos contextos.

En un entorno inclusivo es necesario reconocer las diferentes condiciones humanas y asumir que cada una merece de una intervención diferente y adaptada a sus necesidades. De la misma forma que un artesano no utiliza las mismas herramientas para diferentes trabajos, no tiene sentido utilizar las mismas estrategias educativas para distintas personas.

En la educación del siglo XXI se pretende adaptar el contexto en función de las características individuales y sería éticamente reprochable no ofrecer una adaptación individualizada a aquellos alumnos/as que presentan una condición especial, sea cual sea.

Bibliografía

GTAP & GRAC (2018). Altas Capacidades Intelectuales. Guía Actualizada. Ed. COPC & COPEC: Barcelona

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