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Acojo mi sombra y pongo luz


Es absolutamente necesario acoger, reconocer y luego aceptar los propios defectos. Son nuestra parte oscura, son esa parte nuestra que hemos intentado ocultar y negar. Logramos mentirnos a nosotros mismos porque encontramos esos defectos insoportables.

Pero en lugar de suprimir esas zonas de sombra, debemos aprender a reconocerlas, mirarlas de frente para empezar a integrarlas como formando parte de nosotros mismos, como parte integral de nuestra personalidad. Nos hemos avergonzado al descubrir en nosotros mismos esas zonas de sombra, esos “horribles defectos” y hemos intentado librarnos de ellos o al menos ocultarlos de la mirada de los demás.

Y como todo ser humano, al nacer sentíamos un amor perfecto por nosotros mismos. En la niñez, no nos costaba nada aceptarnos tal y como éramos. Lo hacíamos sin vergüenza mi miedo, sin juzgarnos, sólo sabíamos vivir el momento presente expresándonos sin trabas.

Pero, poco a poco, a fin de ser reconocidos y por temor a ser rechazados por la familia primero, por los demás luego, hemos ido tapiando esas zonas de sombra que no corresponden con las normas establecidas, con los valores reconocidos por todos. Repudiando y rechazando esas partes de nosotros, hemos llegado al punto de denigrarnos, de no soportarnos, de dejar de amarnos. Hemos olvidado lo que queramos realmente.

Te invito a comprender que tus zonas de sombra son la clave del cambio de cara a tu evolución personal.

“Si no siempre logras ver tu propias zonas de sombra, solo tienes que mirar lo que te disgusta de los demás y los juicios que haces sobre ellos. Son tu espejo. Y lo que rechazas en ellos quizás no sea más que una proyección de tu propio autorrechazo.”

Detrás de cada sombra se oculta un tesoro, y tu auténtica misión es descubrir esa parte de luz en ti. En cuanto contactas con esas partes de sombra en ti, puedes integrarlas y sanarlas, y así recoger el regalo que contienen.

Al igual que la luz blanca se descompone en una infinidad de luces de colores al atravesar un prisma, el amor incondicional encierra la totalidad de las facetas que te conciernen, la ira y el odio, como la alegría, la paz, etc. el blanco no es la ausencia de color, los contiene todos. De igual forma, el amor es el conjunto de todas tus zonas, tanto las de sombra como las de tu luz. El amor es todo. Eres Amor

Extraído de:

- Las cartas de HO’OPONOPONO. Doce llaves para la paz interior. María Elisa Hurtado Graciet.


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